right_side
In:

Corazón a presión



Hoy mi órgano cardíaco sufre de emociones salvajes, de las palabras de amor no expresadas, la ansiedad del sentimiento que huye en su interior y lo desborda. Pero, si la razón le prohíbe expresarlo, tiene que estirarse deprisa cuando algo escapa, y recuperar todo lo que desborda una y otra vez, impidiéndole partir y ser conocido, en ese precario equilibrio que pueden alcanzar a veces la fuerza del corazón y la camisa de fuerza de la prudencia o precaución que la razón le impone.

Pero los equilibrios precarios son frágiles, y cuando la musa, o la llama que enciende estas emociones y pasiones desbocadas, se cruza en el camino del corazón romántico, las emociones crecen y se agigantan, y el esfuerzo por impedir que escapen y se expresen cuando no deben es cada vez mayor, y sólo un nuevo periodo de distanciamiento lo alivia un poco, siendo las idas y venidas de la musa la prueba de fuego de la resistencia del corsé que lo aprisiona, un tira y afloja entre que la camisa de fuerza resista o se destruya. Porque el corazón ansía gritar, ansía hinchar su pecho y expresar cada pequeño matiz de las emociones que alberga, y que esa censora razón, a la que no entiende, a la que no puede nunca entender, le obliga a retener.

Y la razón que es custodia o captora de ese corazón emocionado, tiene a veces mil excusas para retenerlo, que la cosa no tiene futuro, que esa chica no está sola, que la distancia no ayuda o que en los tiempos modernos queda tonto y no se lleva dar más peso al sentimiento que a la práctica y sencilla vía de la conveniencia.

Pero hay veces que la razón, ya no se siente capaz de acallar al corazón, ya las trabas y barreras dejan de pesar tanto, o se hace más bella la musa, o su presencia más frecuente, y dispara las emociones del corazón, rompiendo el equilibrio que permitía a la mente mantenerlo a raya. O también ocurre a veces que simplemente no hay tantas trabas, o que la razón se rinde a la belleza y elegancia de las ideas del corazón, y no puede negarle el uso del lenguaje para intentar reflejar con palabras a su musa la maravilla de las percepciones y emociones que le provocan. Entonces, la camisa de fuerza se rompe, el corazón romántico se desboca, libre al fin de su yugo, y corre raudo hacia su amada, para contárselo todo, ignorando cualquier traba, ignorando los problemas, porque vale más la pena arriesgarse que pasar la vida soñando y perderlo todo.
Espero que, si esto ocurre, merezca ese corazón el perdón a su osadía, o con un poco de suerte quizás merezca... ser correspondido.

In:

La gota que derramó mi copa en aquel bar

Como siempre siendo reflexivo, en días taciturnos, he aquí estoy ensimismado analizando y escuchando opiniones acerca de lo que en estos días trato de superar, si eres tú sabes de lo que hablo, Mujer inimaginablemente irresponsable y de asuntos inertes, más allá de mi enojo y en tono descriptivo te escribo a la que pensaba era una excepción, en realidad fue decepción y desencanto.
Después de llegar a la conclusión de su obsolescencia para tratados realmente importantes (nada que ver con los “esenciales” que de ello se desprende poco); se ha dibujado una imagen y figura de alguien altamente inteligente y pérfida, desprovista de un verdadero interés por lo que construimos y vivimos (no liviano ni simple) hasta responsable de ser digna de epítetos no deseables, es así como procede no en una sola vez ya mantiene precedentes de su proceder y que la describen como verdaderamente es. En un amplio sentido de percepción escribo acerca de sus fases histérico-convulsivo-delirantes y falaces
1era Etapa: Manipulación
Etapa en que suaviza el tono de voz y pone una carita rapaz y párvula como canecillo ante el castigo, cuando lo que quiere obtener como resultado es conmover mis rasgos más humanitarios, obtener compasión (al parecer). Pero como siempre lo único que quiere es salirse con la suya.
Como en todos las oportunidades anteriores (en que ella sólo quiere hacer su antojadiza voluntad sin reparar en las consecuencias) accedí a sus antojos por lo cual me salvé de sus cada vez más comunes arranques. La vez que me hube negado a aceptar su desconsideración, ella inmediatamente accede a su 2da etapa.
2da Etapa: Hacer sentir culpable
La susodicha viendo que la primera etapa no surtió el efecto esperado emplea la su 2da etapa. En ésta, es “normal” que yo, en ánimos de ceder, dar mi brazo a torcer, calmar la situación, mejorar el ánimo de la relación y por una fuerte convicción de que la discusión es tiempo perdido, sumado a una reacción casi natural del corazón de no lastimarse con el silencio o con rencor, de no exponer lo ganado hasta el momento, pido audiencia y perdón por lo ocurrido sin trascender en culpables. Apelo a mi paciencia.
En esta situación ella ya adquirida de conocimiento acerca de mi proceder inicia su alteración siendo todavía inicial. Utilizando cualquier tipo de argumento contradiciéndose casi descaradamente con lo que tiempo antes del incidente sostenía, alguna que otra mentira flagrante, alguna frase hiriente y en su defecto alguna acusación o reproche de esos que siempre piensa y que nunca dice, que se los guarda para atacar en ocasiones con precisión quirúrgica.
Ejemplo:
Esperando a que inicie una conversación importante o hable de algún tema de contexto personal o cercano pero nada.
Yo: (Mirándola e indicando con la mirada a que diga algo)
Ella: -”Ay!! Porque estas tan callado, quiero hamburguesa!! - es aquí donde quieres caerte hacia atrás emulando a una conocida caricatura chilena, ya generó decepción y empieza su juego tosco de manos. Inmediatamente de eso por lo regular también se calla, no muestra ninguna señal de estar analizando su comportamiento y enmendar su error, ella quiere seguir en lo suyo irreflexivamente pensando para sí, que el que tiene que hacer las veces de payaso soy yo, papel que asumo la culpa de acostumbrarla pero como todo, también cansa.
Como siempre hasta ahora recurro a mi desconocida capacidad de soporte e inicio algún tema o comento acerca de algo perooo ella sólo responde con lo que complace a su capricho y está demás decir obviamente, ella no está de acuerdo.
Ella pasa al enojo y desgano, suele pegar un reclamo incoherente y alejarse poniéndose metros por delante, lo que evidente demuestra su intolerancia, incapacidad de manejo de la situación, como quién sabe salir perdedor de ello y escapando, sin darse cuenta de que es una actitud tan repulsivamente “típica” de mujeres que no tienen mi aprecio, borrando esa distinción construida en mi mente, esa actitud distinguida de la cual me enamoré. (en este punto utiliza argumentos con o sin sentido para hacerte sentir culpable, esta parte es difícil de superar porque no escucha razones)
3ra Etapa: Enojo (decepción)
Después de que no cede a mis argumentos y logra pasar al siguiente nivel (como si todo fuera un juego de pésimo gusto) sigue la siguiente fase el enojo combinado con mi decepción y tristeza. Cómo hablarle, cómo hacerle entrar en razón si su orgullo es exorbitante, su ego inefable, y claro!. Ella pensando que soy un hombre como todos los demás (léase de lo peor). De cómo pudo enamorarse de mi etc, etc.
En esta fase es caminar más rápido, endurecer los labios, bajar la mirada al suelo, poner cara de enojada, enmudecer, rondando mil pensamientos confusos y negativos en su mente, de mover la cabeza de izquierda a derecha en gesto de desaprobación.
Las frases ke acompañar esta fase son del tipo: -”Ya estoy harta”- -”Déjame”- -”No me toques”- -”Contigo no se puede”- -”Púdrete”- y un rechinar de dientes muy característico evidencia su estado de intolerancia absoluta.
Con estas frases crea una distancia para presionar y que claro yo ceda de nuevo, se va a su habitación u otro rincón, se va a hacer algo a solas, cualquier cosa que le haga ponerse en posición importante, le dan ganas de hacer muchas cosas, incluida la idea de lanzar objetos y romperlos, lo que ni en cien años en su sano juicio haría.
Y me ha tocado (adivinaron) intentar ceder de nuevo, de verdad que estúpido, en fin, es mi naturaleza, y voy tras ella diga lo que diga y haga lo que haga, esforzándome por ser caballero, tierno, amoroso, comprensivo, sensible, encantador y engreidor (acá doy un consejo: No sean como yo, en serio, tengan más valor que yo)
Y mi frase -”Amor, ¿qué pasa?”- y el círculo vicioso vuelve a girar y ella sale triunfante porque luego extorsiona y presiona mas haciendo petitorios y recriminaciones infundadas. Lo curioso es que si no lo hago la situación queda entrampada en esta etapa y ni pensar que a ella se le ocurra volver a la cordura y pedir perdón.
Su rostro se ha vuelto aún más desagradable y se niega a que la abrace, la bese, o mínimo acercarme.
Ejemplo
Yo: -“Amor, ¿Te gusta estar así?” ”Qué tienes!!”
Ella: -”Nada, déjame”-
Tu: -”OK”-
Ella: -”Estúpido”- (Si no lo dice, lo piensa)
Tu: -”¿Quieres salir? “-
Ella: -“No, ya me da igual, lo que quieras”- (aquí básicamente trata de nuevo de hacerme sentir culpable de así que tampoco tengo ganas de salir)
Tu: -”Ok, nos quedamos”-
Ella: -” Estúpido”- (Si no lo dice, lo piensa)
Ahora si insisto a calmar el mar embravecido apelando a la cordura y sobre todo que prevalezca el amor antes de cualquier cosa, y si ella pierde los papeles (que ya lo hizo? Aún puede ser peor!) Es ahí donde viene la etapa más insoportable e insostenible.
4ta Etapa: Locura incontenible
Aquí si es de ponerse casco, el chaleco antibalas y escudo. Si quieren conservar la audición nunca lleguen a esta etapa.
En esta etapa tiene brotes histéricos, paranoia, grita sin sentido, llora y grita, y algunas otras manifestaciones de perturbación del estado consciente, según algunas definiciones para explicar lo que sucede sería: …”cualquier acción inconsiderada, desacertada o que por sus características anómalas, genera sorpresa..”
Su intención primordial es crear en mi una desestabilización emocional (osea sacarme de balance, provocarme una reacción, cosa que hasta el momento he evitado hacer) para que quede por sentado que la ofendida fue ella, que el causante fui yo, que la que salió lastimada fue ella. Aquí la mayoría de los hombres ya hubiera abandonado inmediatamente el lugar cansado de escuchar tanta fantochada, es más lanzando también improperios y denuestos.
Esta fase es bastante impredecible, puede azote puertas, quiera romper cosas, ataques, lo común es un histérico agite de brazos, combinado con expresiones de furia que hace notar la hinchazón de venas en su cuello, remordiendo los dientes.
Mmm hasta ahora he caído en lo mismo pero sabes, ¡Oye se que intentas manipularme y esa no es la manera”- o -”Mírate, pareces niña chiquita a la que el papá no le compro su juguete , a mi no me vas a manipular así de nuevo ”
- Aunque sé de antemano que no presentes señales físicas de cambio, aunque sé que de humildad tienes poco, que de culpa crees no tener nada, que de todo lo vivido no te importa dejarlo a un lado y que se vaya por donde vino, sabes a nivel mental pues tu cerebro está trabajando a 100% tratando de digerir mis palabras.
Trata de vencer tu instinto natural, tu “enfermedad” o tus genes, si decides dejarlo todo así, podrás dejar todo un mundo atrás de ti, ten en cuenta que la dulzura de corazón y los detalles y las atenciones y las palabras atentas, que todas aquellas historias escritas, que esas habitaciones memorables, mis lágrimas y todo lo demás, por como lo demuestras, te valen madres, todo te valió un celular.

In:


¿Dónde me habré perdido?
¿Dónde me habré dejado?
¿Dónde me solté la mano?
¿En qué estación?
¿A dónde me habré ido sin avisarme...?
¿Dónde estaré?
¿Por qué no me recuerdo haciendo lo de todos los días?
Mirando al cielo y sentirme Yo,
dándole a mis gestos pequeños sorbos de café
caminando para atrás a ver porqué la vida sin ninguna explicación se fue

Por qué me he rendido y renunciado a mi, para darte paso a ti
No me reconozco, no decido por mi, solo quiero arreglarlo a tu voluntad.
¿Dónde estará mi tristeza de las seis?
¿Dónde, las miradas que colgué de la pared?
¿Dónde andarán las puertas?
¿Se habrán ido a volar las sillas?
¿Me habrán llevado con ellas?
Me convertí en tu trapo, tu juguete
Andando a tu son, según tu antojo
Me duele recordarme por qué me fui
¡A dónde me habré ido!
¿Dónde estaré?
¿Me volveré a ver alguna vez?
¿Me reconoceré sin ti?