Hubo una vez (lo copio no lo invento) un huerto donde los enamorados podían acudir a buscar palabras para expresar lo que sentían. Allí crecían palabras de todo tipo y cada una tenía un precio ajustado a sus efectos y su etimología. Cada cual podía obtener allí palabras sembradas por otros que dijeran todo aquello que uno no sabía cómo decir. Los más atrevidos compraban consonantes y trataban de hacer con ellas palabras imposibles.
Encontré allí en otro tiempo palabras y palabras llenas de matices, de sabores, y cuajadas de historias. Algunas las compré, otras las robé, otras me las regalaron, estas me las acaban de enseñar, las junté a mi modo y las hice mías. Y así fueron a veces tuyas a veces nuestras.Después pasó el tiempo y un día, estando tú lejos y mi corazón solo, descubrí que mis palabras, las mejores, las más certeras, las más hondas... habían quedado incompletas.Intenté releerlas y eran todas un conjunto impronunciable de consonantes apretadas, embarulladas, perdidas, incomprensibles e inasequibles.Las palabras -y la vida- se me escurren y se me enredan cuando no puedo poner “las vocales” de tu vida en la mía. Las palabras -y la vida- me abren un vacío en canal cuando no te tengo cerca. Mis mejores ideas, las más sabias, las más tiernas, las que conoces, las más mías... no suenan a nada si no tienen las vocales de tu mirada, de tu risa, de tus manos para pronunciarse y volar.Gracias por terminar mis palabras. Gracias por terminarME.

Gracias por confiar en ti, por enseñarme un orden de vocales y consonantes que desconocía: T-R-A-I-C-I-O-N.

Hoy he llegado a casa mudo de palabras porque sabía de una forma u otra que nunca estarás para escucharlas, nunca realmente tú, quizás solo tu figura.

Mi casa estará llena de palabras escondidas y de personas desconocidas, mis palabras serán en mi casa como sonrisa muerta, en mi piso, en mi sofá, en mi almohada.


Esperaba sólo por una esperanza escuchar tus palabras, de esas sinceras, para que disfrazarlas, de esas que les compones a todos menos a mi y he imaginado que tus palabras tienen entrañas ¿lo he imaginado? No. lo he sentido, y te he mirado despacito, cada parte de tu rostro, cada célula, una por una, pero a todo, ya es tarde, ya no las espero, hasta creo que nunca estuvieron, Si, quizás sólo me lo he imaginado, y si existiesen aquellas palabras me gustaría que viajaran hoy en tu maleta...